lunes, 27 de octubre de 2008

Editorial nº 12

Este año, más que cualquier otro, era necesario esforzarse un poco más entre todos los agentes relacionados con el sector de la construcción y promoción inmobiliaria, con el fin de crear algo de optimismo en el mercado de la vivienda y reactivar en lo posible la demanda. En estas circunstancias, puede que no haya un logro mejor para los promotores inmobiliarios que poder organizar una feria de vivienda en una ciudad cerca de donde están sus promociones. Disponer de un evento que consiga atraer público y donde entre todos, como expositores inmobiliarios, se reúnan y puedan crear juntos ese ansiado ambiente positivo con toda su creatividad y saber hacer, con el que encandilar a esos aspirantes a la compra que habrán asistido con esperanza de encontrar una vivienda acorde a sus necesidades. En no muchas ciudades se puede organizar una feria inmobiliaria.

Este pasado mes de noviembre se ha celebrado la séptima edición de la Feria VIVIENDA en Valladolid, que se organiza cada dos años. El resultado final de presencia de visitantes y expositores no ha sido bueno, salvo de algunos gremios auxiliares, en especial, el de piedra natural encabezado por su asociación Pinacal. Sobre todo, llama la atención la ausencia casi absoluta de promotores inmobiliarios y la desaparición por completo del salón inmobiliario dentro del certamen. No se entiende tal ausencia y cómo es posible que las asociaciones que les representan y la propia organización hayan sido incapaces de ponerse de acuerdo para mantener dicho salón, incluso con más fuerza, más empresas y mejor ambiente.

VIVIENDA es la feria para los promotores de Castilla y León. Son cuatro días en los que se pueden juntar distintos y variados perfiles de compradores. En la feria se dan las mejores condiciones y oportunidades para vender sus viviendas, con poco que pongan de su parte, de todo lo acumulado hasta hace pocas fechas. Sólo tres honrosas excepciones han asistido y, lógicamente, su inversión y esfuerzo ha tenido recompensa y han terminado con un notable éxito en términos generales.

Lejos de esta deseable actitud proactiva, la actual estrategia general del sector inmobiliario sigue basada en continuar con el discurso del lamento por su situación y culpabilizando a todas las Administraciones y Gobiernos, mientras se perpetúa la incapacidad en algunos casos y la nula predisposición en muchos otros, para la venta de las viviendas. Se puede pedir, pero primero hay que poner para poder recoger.

Hasta ahora, en muchas empresas falta adaptación y adecuadas estrategias de marketing y en sus cuatro conocidas variables: producto, plaza, publicidad y precio, sobre todo esta última. Y desarrollar acciones con mayor dedicación, inversión e ingenio, de forma individual o en asociación, con políticas realistas y acordes a los tiempos en que vivimos y que viviremos. Lo contrario significa no haberse despertado del sueño de la venta fácil y en plaza y de los márgenes privilegiados, de forma que no se estará contribuyendo a recuperar la confianza para dinamizar las ventas.


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