miércoles, 6 de junio de 2007

Editorial Nº9


Parece que con resolver todas las dudas y complicaciones que trae la aplicación del Código Técnico de la Edificación, las empresas del sector ya deberían tener suficiente materia para aprender y ponerlo en práctica durante un cierto tiempo. Pero nada más lejos de la realidad.
Tan solo veintiún días después del inicio de la obligatoriedad de aplicación del Código Técnico de la Edificación, desde el pasado 29 de marzo, ya tenemos en vigor desde el 19 de abril la nueva Ley que regula todos los procesos de subcontratación en el sector de la construcción. En cualquier caso, la citada Ley de Subcontratación ya se conoce desde que se publicara en el Boletín Oficial del Estado el pasado 18 de octubre de 2006. Desde entonces han pasado seis meses y algunas jornadas técnicas se han celebrado para analizar y poner en conocimiento de los interesados los puntos más interesantes de esta Ley.
Sin embargo, parece que no es hasta ahora cuando se empiezan a descubrir las sorpresas que la aplicación de dicha Ley tiene guardadas. Para ello, nada mejor que asistir a estas jornadas informativas o leer lo que de ellas se publica en los diarios, para darse cuenta de la valoración de los expertos y responsables de los distintos agentes del sector afectados, positiva pero a la espera de los acontecimientos.

El objetivo final que se persigue con la puesta en marcha de esta Ley es reducir la siniestralidad laboral efectiva y los riesgos que conducen a ella. Es una nueva herramienta legislativa que se suma a las normas ya existentes de prevención y control en las obras y al fomento que, desde los organismos públicos y privados, se realiza para la formación de los trabajadores por parte de los empresarios.
Pero estamos cansados de leer y escuchar que las causas de la siniestralidad son precisamente esta falta de formación por parte de los trabajadores y su alta temporalidad, la primera condicionada por la segunda; por eso ahora se quiere acabar de forma clara y efectiva con dicho exceso de temporalidad en las contrataciones de trabajadores por parte de las empresas.
Hasta aquí el objetivo. La realidad es que el método para conseguir los frutos va a transformar la organización del trabajo en las obras. Dicha transformación, como cualquier otra en cualquier sector económico, va a traer algo de agitación y un inicial aumento del paro en la construcción. Y de eso también se han dado cuenta los agentes, que a la vez que valoran el ordenamiento del sector palpan la introducción de un muy alto grado de incertidumbre para la continuidad de muchas empresas y los trabajadores de éstas (aunque éstos tuvieran contrato temporal) e incluso para muchos autónomos del sector, a los que también afecta.
Tal como publicó el diario Expansión el pasado 16 de abril, la inspección de Trabajo dejará contra las cuerdas a las empresas que no cumplan con los criterios de transparencia que se exigen. Ya se prevé por parte de los agentes empresariales y sindicales que cerca del 5% de las sociedades que están en activo en el sector tendrán que poner fin a su actividad, lo que se traduciría en Castilla y León a cerca de 200 empresas si solo a constructoras nos referimos y sin contabilizar los subcontratistas autónomos. Por lo que es muy importante, a la vez, saber cómo se va a producir la absorción de estos trabajadores por parte de las empresas con mayor estructura y solidez, de una forma tan rápida como se les va a invitar a dejar su pequeña empresa anterior.

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